Una tradición de auténtica belleza

Un festival de carretas, vestidos bien coloridos, cantos, bailes y mucha fe. Todo esto avisa de la llegada de una de las peregrinaciones más notables del año, el Rocío. Esta pequeña aldea situada en Almonte, Huelva, regala unas impresionantes vistas del Parque Nacional de Doñana. Sus calles de arena y tierra forman un recorrido mágico en plena naturaleza que da la bienvenida al tránsito de peregrinos, caballos y bueyes.
La Virgen del Rocío, conocida como la Blanca Paloma y también llamada La Pastora y La Reina de las Marismas, en sus orígenes y leyendas portaba el nombre de la Virgen de las Rocinas. Esta virgen es el motivo de una celebración que tiene lugar cada año durante el fin de semana de Pentecostés y atrae a cientos y hasta miles de peregrinos de toda España y del extranjero. Un público cautivado por una romería repleta de cabriolas, polvareda y sentimiento religioso.
Pequeñas casas blancas rodean la Ermita de la Virgen del Rocío, donde descansa la Blanca Paloma. La virgen, cuya antigüedad data desde el siglo XIV, recibe con los brazos abiertos a los cientos de devotos que recorren Andalucía y más allá para venerarla en una temporada bañada en alegría y tradición. Más de 120 hermandades rocieras dan comienzo a la celebración saliendo de sus respectivas localidades, acompañados de sus trajes típicos, banderas y estandartes. Son devotos que emprenden su camino hacia Almonte tradicionalmente a pie, a caballo o en carreta para postrarse ante la querida virgen. Y es que, esta romería tiene un fuerte componente de fiesta y alegría, pero también es una expresión de fe y devoción.
Aunque la fecha del Rocío suele tener lugar en el mes de mayo, multitud de peregrinos acuden durante todo el año, ya que se trata de un evento que posee una gran repercusión internacional. Este año, del 17 al 20 de mayo, tendrán lugar estas jornadas que combinan la alegría con el cante y el baile flamenco.
Los 4 caminos de la peregrinación
Los visitantes emprenden su viaje hasta la ermita de la Virgen del Rocío a través de cuatro caminos de peregrinación. El camino de Sevilla es el más famoso y empleado por los peregrinos que llegan desde varios puntos de España y del mundo. Sin embargo, existen otros tres caminos bien conocidos por todas aquellas personas que desean honrar la figura de la Blanca Paloma.
El camino de Sanlúcar es utilizado por las personas provenientes de Cádiz, que para llegar a la deseada ermita atraviesan el Guadalquivir, el Coto Natural de Doñana y el Puente de la Canaliega. También, cabe destacar el camino de Moguer, perfecto para los peregrinos provenientes de toda Huelva y que desean admirar la belleza del bosque de eucaliptos. Y, por último, el camino de Los Llanos, que parte de Almonte y es el más antiguo de todos.
La tradición rociera nunca muere
Tras la llegada de las hermandades y su recibimiento, el viernes, a mediodía, se realiza el desfile de hermandades, un momento cargado de espiritualidad y armonía, en el que las hermandades se presentan por orden de antigüedad con su simpecado ante las puertas de la ermita. La Hermandad Matriz de Nuestra Señor Del Rocío de Almonte, la más antigua e importante de la romería, es la encargada de organizar esta marcha, además del posterior culto y procesión de la virgen.



El sábado, por la mañana, comienzan los oficios religiosos acompañados por el coro de la hermandad. Por la noche, tiene lugar el rezo del Santo Rociero, también llamado “de Almonte”. El domingo de Pentecostés se realiza la Solemne Misa Pontifical en el Real del Rocío y más tarde, la Misa de tamborileros, carreteros y cohetero, seguida del Rezo del Santo.
Finalmente, llega el lunes, el día más esperado por todos para el “salto de la reja”. Cientos de almonteños esperan durante la madrugada frente a la reja que les separa de la figura de la Virgen del Rocío. Una vez que el simpecado llega al presbiterio en el que se encuentra la Blanca Paloma, comienza el salto de la reja para sacar a la virgen de la ermita y llevarla en hombros, iniciando así la procesión de la Virgen del Rocío.
Esta celebración de la fe se encuentra envuelta entre la marisma y los aires de Doñana, que por su ubicación se conforma como un lugar muy atractivo para todos aquellos interesados en la belleza y tranquilidad que ofrece este majestuoso espacio. Por eso, esta fiesta religiosa se presenta como una oportunidad perfecta para reunirse con familiares y amigos, además de para disfrutar de la naturaleza y la cultura andaluza. Porque el Rocío es algo más que simple historia y tradición.

