El “ARTE de “QUERER”
Cine, teatro e, incluso, dibujo. El actor español, amante de las artes, estrena su nueva serie de la mano de Movistar+
Llevas años en pantalla y llenando teatros, creando una trayectoria más que impresionante, ¿qué sientes al echar la vista atrás y ver todo lo que has producido?
Lo primero que me viene a la cabeza es que he tenido mucha suerte. Que soy muy afortunado de seguir. Pensando que es una profesión tan difícil de llegar…Tan difícil de conseguir lo que yo he podido conseguir, ¿no? Con mucho esfuerzo y mucha tenacidad.
Pero, sobre todo, valoro la suerte. Valoro la fortuna de poder seguir y haciendo proyectos cada vez más interesantes. Porque la situación social, en ese sentido, la situación del audiovisual ha cambiado tanto con el tema de las plataformas con las que hay muchas más oportunidades. Y, bueno, las aprovecho. He hecho muchísimo teatro, pero el teatro, a lo mejor, no me ha dado tanto como me está dando el audiovisual en este momento.
Entre tus pasiones se encuentra la poesía, la escritura, el dibujo o el teatro. ¿Siempre has estado tan ligado a las artes?
Siempre me ha gustado mucho actuar. Siempre, desde muy pequeñito. También me gusta mucho dibujar y dibujo bien. Hice la carrera de Bellas Artes en Sevilla y luego me dediqué al teatro. Pero siempre he estado muy vinculado, sí.
Creo que, además, como he trabajado mucho en teatro, en todo, a todos los niveles, dentro y fuera, detrás… He dirigido, he hecho escenografía, he hecho vestuario, etc. Entonces, mi vinculación a las artes ha sido siempre muy próxima, muy fuerte. Pero, creo que, además, es fundamental, ¿no? Quiero decir, el trabajo del actor es un trabajo artístico como puede ser el músico, que, por cierto, es uno de los aspectos que me faltan y que me encantaría. Me encantaría poder saber hacer música, poder tener lenguaje musical. Pero, por todo lo demás…
Bueno, hay cosas que vas dejando un poco por el camino, porque lo requiere tu trabajo como actor. Los rodajes requieren mucho tiempo y no puedes hacer o no te puedes dedicar a lo que consideres, a lo mejor, un hobby, ¿no? Para mí pintar o dibujar, por ejemplo, son maneras de relajarme.
Una de tus últimas apariciones entre bastidores fue en “Don Ramón María del Valle-Inclán” con lo que has obtenido 2 nominaciones a mejor actor, en los Premios Talía 2024 y Premios Max 2024. Pero, ¿qué significa el teatro para ti a día de hoy?
Hoy, el teatro para mí es una pareja con la que no me llevo demasiado bien. Una pareja con la que estoy a punto de divorciarme, ¿no? Una amante a la que he querido mucho durante mucho tiempo. Una amante con la que llevo mucho tiempo, pero que, últimamente, nos llevamos regular. Probablemente sea mi culpa, ¿eh? No culpa de ella. No sé, lo veo con cierto escepticismo.
Es verdad que este último espectáculo me ha traído muchísimas satisfacciones, premios y me lo paso muy bien haciéndolo. Pero requiere un esfuerzo tan grande el teatro para mí, que he hecho tanto ya durante tanto tiempo, que me resulta mucho más cómodo hacer una película o participar en una serie.
Y no necesito como otros compañeros que si lo necesitan de alguna manera. Cómo decir… Tienen sed de escenario, ¿no? Pero, yo ya me lo he bebido todo, es decir, en ese sentido, el escenario no me llama tanto.
“Sacrilegio”, escrita y dirigida por ti, ha sido muy bien acogida y reconocida con varios galardones. ¿Puedes constarnos un poquito sobre el proceso de creación de este cortometraje?
Fue un proceso precioso y muy bonito. En Málaga, allí en Ronda. Lo dirigí en Casares.
Estaba rodando “Toyboy” en Málaga, precisamente. Allí conocí a una productora pequeñita que se llama Nevera Azul, gente de la ciudad… Les propuse un guion que ya tenía desde hacía tiempo y quería hacer, pero necesitaba una localización rural. Necesitaba campo, sierra… Porque era una historia de bandoleros en el siglo XVIII. No era fácil…
Ellos me llevaron a Casares y el ayuntamiento fue muy generoso. Libremente nos acogió, éramos un equipo de 40 personas y 8 actores… Y fue un proceso precioso.
Yo había dirigido hace años y había codirigido otro corto que se llama “Burbuja”, con Miren Ibarguren, Vicente Romero, etc. Y tenía ganas de volver a dirigir y cunado vuelves, tienes ganas de volver otra vez y de seguir en ello. Y, bueno, “Sacrilegio” tuvo ayuda del Festival de Málaga, se estrenó en el festival y todavía sigue por festivales.
“Isabel”, “B, la película”, “Mar de plásticos” o “Viaje al cuarto de una madre” son algunas de las producciones en las que has mostrado tu talento. Ahora, protagonizas “Querer”, ¿qué puedes contarnos de esta serie que verá la luz próximamente?
Bueno, no ha sido un proceso muy diferente de los demás, en el sentido de que el trabajo es siempre más o menos el mismo. Lo que se diferencia es el contenido, ¿no? Entonces, en este caso, había un guion muy, muy, muy potente y había unos personajes muy potentes y una directora muy potente, que es Alauda, con las cosas muy claras y muy exigente.
No ha sido un proceso de trabajo fácil, pero estaba muy bien acompañado por compañeros como Nagore Aramburu, Miguel Bernardeau, Iván Pellicer, Natalia Huarte o Loreto Mauleón, que es magnífica.
Estoy hablando de una generación anterior y afortunadamente estas cosas están cambiando, pero nos va a costar mucho… Nos va a costar mucho cambiarlo todo.
Interpretas a Iñigo Gorosmendi, un padre de familia acusado de violencia por su esposa con la que lleva más de 20 años casado. ¿Qué sentiste la primera vez que leíste el guion?
Ay, ¿qué es lo que sentí? Que tenía mucha suerte de poder estar en este proyecto. Quiero decir, no me pilla de sorpresa una historia como esta. Lo vemos y está a la orden del día. Conozco casos muy cercanos. Pero, sobre todo, me dio una tremenda satisfacción que esto se pudiera hacer, que se pudiera denunciar y que diera pie a un debate social importante.
Creo que, después de ver la serie, va a dar mucho debate. Porque nos somete a todos a una profunda reflexión sobre cómo nos relacionamos en pareja. Es muy difícil…
¿Cómo preparaste el papel? ¿Y el proceso de interpretar a un personaje que puede crear tanta controversia?
Lo preparo igual que si el personaje no despierta controversia. Quiero decir, yo siempre soy yo en una situación límite. Yo siempre soy yo frente a los leones. Como actor tienes que tener el instrumento preparado para enfrentarte a todo lo que llegue, de una manera u otra. Si no requiere ponerte un traje de astronauta e ir a la Luna o hacer de buzo, como ha hecho Antonio de la Torre hace poco… O hacer de torero… Son situaciones en las que yo no me vería nunca.
Desgraciadamente tengo que decir que tengo muchos referentes patriarcales y machistas a mi alrededor como para saber cómo se tiene que comportar y, sobre todo, ponerte en el lugar de este hombre. No juzgarlo, sino simplemente decir bueno, este señor que está acostumbrado porque lo ha visto en su madre, lo ha visto en su familia, en sus abuelos, etc. Y está acostumbrado a tratar a su mujer de manera en la que la trata, porque la sociedad nos hace así, porque seguimos comportándonos así con las mujeres o la relación de pareja sigue siendo, a veces muy tóxica. Y que, de pronto, una mujer con la que lleva 32 años, con la que tiene una vida ya hecha… Que, de pronto, esta mujer se cuestione cosas y diga: “Hasta aquí, esto no puede seguir así. Porque yo no quiero seguir siendo una mujer maltratada” … Y, claro, a este hombre se le viene abajo el mundo.
Entonces, como actor solamente te tienes que plantear qué pasaría si a mí me ocurriera una cosa así. Tengo que vivirlo, sobre todo, por el ambiente de trabajo. La exigencia de la directora era tan clara y tan concreta en cada momento y en cada matiz… Además, repetíamos muchísimo las tomas para que luego ella eligiera, a la hora de contar, en el montaje lo que quería.
Luego, al verlo, digo: “Pues sí, está muy bien. A lo mejor, hubiera preferido otra cosa”. Pero realmente no me acuerdo. Porque yo hago una toma, dicen “corten” y ya me olvido. Nunca miro qué he hecho. Nunca lo miro inmediatamente y confío plenamente, casi siempre, en el director. Porque sé la diferencia entre el cine y el teatro. En el teatro el trabajo es del actor, el actor es el que manda. Y en el cine el que manda es el director y el montador. El actor es un elemento secundario.
¿Cuáles son las mayores dificultades que has encontrado a la hora de desarrollar dicho personaje?
Es que os encanta que digan: “Qué difícil me ha sido”, “he tenido que irme 3 meses a un convento”, “me he tenido que rapar la cabeza” … Yo me lo paso muy bien y no encuentro dificultad. La dificultad la tienen mis representantes de cuadrar mi agenda y en viajar esa es la dificultad, lo demás… Cuando llega la hora de trabajar, es un placer.
La serie cuenta con un reparto muy especial, con Nagore Aranburu, Miguel Bernardeau, Iván Pellicer y Loreto Mauleón e entre otros. ¿Cómo ha sido grabar con ellos?
Estupendo. Si hubiera sido malo, no te lo diría, ¿no? Pero muy, muy bien. Son muy buenos actores. Además, los he visto luego en la serie terminada y me han parecido todos fantásticos.
¿Cómo crees o esperas que impacte esta serie tan cruda en el momento y sociedad actual?
Creo que el número de divorcios aumentará muchísimo en la sociedad, porque cuando las mujeres vean esa serie va a ser tremendo. Es tremendo porque nos va a hacer reflexionar y decir: “Joe, ¿qué vida llevo?” A gran parte de la sociedad o de las parejas.
Es broma lo que digo de los divorcios, pero, por lo menos, espero que nos ayude a dar un paso más en este reconocimiento de los derechos de la mujer. Aunque la serie va mucho más allá, no se queda solamente en eso. Es la dificultad de la convivencia dentro de la sociedad patriarcal. Una sociedad machista en la que hay una tremenda dificultad para convivir, para comprender al otro y para tener empatía con el otro. Creo que es lo que refleja la serie, de alguna manera. Porque, claro… Es una mujer que denuncia a su marido por violación continuada durante 32 años y en una pareja, “se supone” que cuando se meten en la cama deben hacer el amor. ¿Quién dice qué o quién decide que hay que hacerlo o que se debe hacer de una manera u otra? ¿Cómo se llega a ese acuerdo?
Hay una falta de educación y comunicación que nos impide y ha impedido a otras generaciones anteriores a la nuestra, que esa comunicación sea fluida, honesta y que sea de verdad. Que no haya prejuicio o hipocresía. Que no esté la religión, la iglesia, la sociedad o el “qué dirán” por encima de todo…
Entonces, esta mujer, de pronto, dice: “Yo no lo he hecho antes porque tenía miedo, pero no solo miedo a mi marido, que no es un ogro. Tengo miedo a lo que hay alrededor. Le tengo miedo a mis padres, a lo que van a decir, cómo me voy a separar” … Es muy complejo, ¿no? Pero todo está en “Querer”. Cuando la vean, creo que va a dar mucho que hablar.
Volviendo a tu faceta como escritor y director, ¿podemos esperar otra obra tuya dentro de poco? ¿Y como actor?
No, de momento. Aunque, bueno, tengo cosas habladas y eso. Pero, de momento, no puedo adelantar nada.
Y como actor, tengo el estreno de “Querer” ya. Se acaba de estrenar “La infiltrada”, la película de Arantxa Echeverría. Una serie con Félix Sabroso que se llama “Furia”, con Candela Peña y Nathalie Poza. También, “El talento”, que es la última película que he hecho, producida por Fernando León de Aranoa, con la dirección de Polo Menarguez y la magnífica Ester Expósito. Y ella me ha encantado. Ya había trabajado con ella antes y ha sido una experiencia muy bonita.